Si las barreras terráqueas tienden a borrarse, en un deporte tan viajero como el rugby son aún más porosas por su peculiar geopolítica y las tradiciones. De fondo permanecen las dificultades para adaptar las tradiciones y estructuras de un deporte hasta 1995 amateur a las exigencias de las competiciones millonarias que hoy disputan deportistas profesionales. El resultado es una intrincada casuística...